Diferencias entre traductores e intérpretes

A menudo mencionadas de manera conjunta como parte del mismo sector profesional, la traducción e interpretación son dos disciplinas que, pese a compartir rasgos en común, tienen una metodología y una finalidad diferente.

Las labores de un traductor y un intérprete tienen muchos puntos en común, pero ofrecen un servicio diferente, por lo que se consideran profesiones distintas dado que un traductor no tiene las aptitudes de un intérprete.

Qué es exactamente un traductor

Se entiende por traductor todo profesional cuya labor principal es la de llevar a cabo transcripciones de contenidos, generalmente escritos, de un idioma a otro, conservando el sentido y la coherencia gramatical de la fuente de origen. Los traductores trabajan con textos de muy diversa índole, así como con comunicaciones de todo tipo para transcribirlas y traducirlas a otro idioma.

Los traductores tienen la capacidad de hablar y escribir a nivel nativo todos los idiomas con los que trabaja. Sin embargo, su principal labor es la de traducir contenidos escritos, textos, comunicados, cartas o cualquier otro tipo de fuente en soporte físico o digital.

Gracias a su labor, es posible mantener la fluidez de las conversaciones escritas entre instituciones, organizaciones no gubernamentales, gobiernos y otros organismos. Con las nuevas tecnologías, el rol de los traductores ha pasado a un plano más digital, con la transcripción y traducción de contenidos digitalizados.

Qué es un intérprete, y en qué consiste su trabajo

A diferencia del traductor, que se limita a transcribir el contenido de una fuente escrita de un idioma a otro, el intérprete trabaja más con fuentes orales. Su labor consiste en interpretar lo que se está diciendo a otro idioma.

La interpretación es una disciplina que exige muchas veces modificar palabras o expresiones enteras, dado que el principal objetivo es mantener la esencia del significado del mensaje de la fuente original y transmitirlo al receptor en su idioma.

La interpretación, además, es una labor que muchas veces se lleva a cabo en tiempo real. Por ejemplo, en la traducción simultánea, los intérpretes escuchan la fuente original y traducen, manteniendo toda la esencia del mensaje, el contenido en tiempo real para que el receptor lo capte con apenas unos segundos de margen. Es, por tanto, una interpretación de lo que se está diciendo, transmitida en el idioma que el destinatario comprende.

A diferencia de las traducciones, las interpretaciones tienen en cuenta una serie de elementos que pueden afectar a la forma de percibir el mensaje. Se incluyen pausas, entonaciones, gesticulaciones, dudas y todo aquello que se expresa, casi de manera inconsciente, cuando se habla. Todo ello es recogido por el intérprete, que debe mantenerse fiel al mensaje, su significado y su manera de ser transmitido.

Es crucial que un intérprete conserve todos los elementos que hacen única a la comunicación oral. Eso ayuda a darle un sentido más natural y a que el interlocutor reciba los matices de la comunicación, algo especialmente importante en encuentros bilaterales, conferencias gubernamentales y cumbres donde políticos de todo el mundo deben llegar a un entendimiento.

Pero el rol del intérprete tiene mucha relevancia también fuera del plano político. En el mundo de la cultura es también necesario un intérprete que capte todos los matices de la conversación oral, así como en otros muchos sectores donde los encuentros cara a cara entre personas de diferente procedencia deben fluir.

Diferencias entre un traductor y un intérprete

En esencia, la principal diferencia entre un traductor y un intérprete es que el traductor se limita a traducir fuentes escritas, y el intérprete traduce contenidos de comunicaciones orales en tiempo real, manteniendo la esencia del mensaje y teniendo en cuenta el tono, las pausas, el ritmo, la intencionalidad y la gesticulación de los mensajes, así como cualquier otro elemento innato a la expresión oral que deba ser tenido en cuenta para recibir el mensaje con todos sus matices.

Una diferencia importante que afecta al ritmo de trabajo y al nivel de precisión exigido es el factor tiempo. Tal y como recalca el equipo de traductores e intérpretes profesionales de https://jsentamans.com/, los traductores disponen de más tiempo para transcribir los contenidos y traducirlos de un idioma a otro; los intérpretes, al trabajar en la interpretación de mensajes orales, deben llevar a cabo su trabajo en tiempo real, con poco margen de tiempo, lo que exige una alta precisión y un elevado dominio del idioma para captar todas las particularidades del mensaje.

Las especialidades también son distintas en el ámbito de la traducción y la interpretación. Los roles principales del traductor son el de traductor jurado, técnico o literario. El traductor jurado es aquel que está legalmente capacitado para traducir documentos legales o administrativos; el traductor técnico es aquel especializado en la traducción de textos científicos o técnicos, mientras que el traductor literario es el que se dedica a traducir obras literarias.

En cambio, los roles del intérprete van más encaminados hacia la interpretación simultánea, la interpretación consecutiva y la interpretación de acompañamiento. La traducción simultánea, un campo donde JSentamans es especialista, se centra en la traducción de eventos en directo, en cabinas insonorizadas para que la concentración sea máxima, y donde normalmente se trabaja junto a una pareja para garantizar un nivel óptimo de precisión en la interpretación.

La interpretación consecutiva consiste en que el intérprete toma notas durante la emisión del mensaje oral, para después, en una pausa o breve intercalación, traduce el contenido. Si bien la interpretación consecutiva no se lleva a cabo en tiempo real, exige mucha precisión en lo que a escritura se refiere, con signos únicos que ayuden a cada profesional a captar los matices de la comunicación y hacer una interpretación a la altura.

La interpretación de acompañamiento es más informal y se suele encontrar en entrevistas o visitas turísticas. Aquí prima la interpretación consecutiva, con los mismos tiempos, pero sin la necesidad de tomar notas en la mayoría de ocasiones.